Una sombra en el camino
El silbido del tren expreso de la línea Texas-Pacífico animó a Wade Holden a atreverse a exponer un argumento más contra el improvisado ataque y robo que su jefe había proyectado. En pie, en medio de la oscuridad de la noche, bajo los árboles, con el rostro húmedo por la niebla, mientras los caballos se cubrían de espuma, Wade pensó rápidamente y comprobó el peligro que revestía el hablar mal de los hombres a quienes Simm Bell había escogido como compañeros para la realización de un acto de bandidaje.
-Escucha, Simm -murmuró Wade junto al oído del sombrío y delgado proscrito que se hallaba junto a él- Es demasiado repentino este ataque. Tenemos ya preparado por completo el otro atraco: el del Banco.
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