Una mujer indomable
El general Crook y su regimiento de la División Occidental del ejército de los Estados Unidos estaban abriendo una carretera a través del bosque que había junto al borde de la Mesa Mongolia, sobre la cuenca del Tonto. Llevaban cautivos a muchos indios apaches, guerreros, mujeres y niños, a quienes conducían para ser puestos bajo guardia en los terrenos destinados a los indios.
Al llegar la hora del crepúsculo acamparon en la cabeza de uno de los desfiladeros que nacían al pie del borde de la meseta. Era un terreno ovalado que semejaba un parque en el que había abundancia de hierba plateada, regada por un arroyo cristalino que se retorcía entre los gigantescos pinos. La ruidosa llegada de los soldados con sus caballos y mulas de carga, puso en fuga a una manada de ciervos que trotó a lo largo del desfiladero y se detuvo en ocasiones, con las largas orejas erizadas, para mirar hacia atrás.
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