Arizona
Estamos en el mes de noviembre, nos hallamos en la Cuenca del Tonto.
Desde el Cerro del Mescal, los dientes blanco y agudos de las cordilleras se clavan en el cielo azul, cerrando el horizonte por tres lados. Al Oeste los Montes Mazatzal, de salvaje aspereza; al Sur, los Cuatro Picos majestuosos y simétricos; a lo lejos, por el Este, la Sierra de Aneas se dibuja blanca y azul. Detrás del Mescal, y dominándole -imponente y cercano al parecer, por lo enrarecido de la atmósfera-, se eleva el borde negro y coronado de nieve de la Meseta de Mogallán, cerrando todo el Norte con sus trescientas millas de abruptos promontorios y cañones purpúreos.
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