El camino del arco iris
Shefford detuvo su cansado caballo y contempló con ojos de asombro el paisaje.
Ante él extendíase una ladera de artemisa que bajaba con suaves ondulaciones hacia Laguna Roja, un sauce seco, desnudo y rutilante, una especie de agujero abierto en el erial, una puerta solitaria y desolada en la vasta y abrupta región selvática, allente la antiplanicie.
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