Más rápido es el Colt
El jinete consultó el dinero que le quedaba, antes de entrar en el pueblo. No llegaba a ocho dólares.
Oprimió con sus rodillas al bruto que montaba, y éste siguió su camino sin prisa.
Hacía más de dos meses que no encontraba el menor rastro que la persona que buscaba y que escapó de su lado sin decirle nada, cuando se había encariñado con él.
Había sido su compañero por una temporada y nunca le había preguntado una sola palabra de su vida pasada, aunque ya conocía el Oeste lo suficiente como para saber que no quería referirse para nada a ella.
En cambio, él era locuaz. Habló de sus cosas que le llevaron a tantas millas de su tierra: Virginia.
Muchas veces, mientras cabalgaba en los tres años que rodaba por la tierra de que tanto oyera hablar cuando era muy jovencito, pensaba en los que había sido su vida anterior y la que llevaba.
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