¡Ha vuelto Killer!
Los dos hombres descendieron la colina llevando tras de sí un grupo de ocho magníficos caballos. Eran auténticos pura sangre escrupulosamente criados y entrenados, unos caballos que en cualquier mercado hubieran valido una pequeña fortuna.
Y en eso confiaban los dos hombres.
En obtener por ellos el fruto de dieciocho meses de sudores, empleados en convertirlos en los magníficos corceles que ahora marchaban tras sus pasos.
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