Las zonas pantanosas de Nueva Inglaterra, en los días que la niebla se eleva como un oscuro sudario, tiene reflejos irreales, misteriosos, en los que podría esperarse que aparecieran trasgos y brujas, monstruos y demonios como en las viejas leyendas medievales.
Son tierras apenas visitadas por algunos cazadores.
O por lo menos lo eran cuando aún se encontraba caza en ellas.
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