El cartel indicador había sido arrancado y quemado en parte, pero se leía lo que dijo hasta horas antes:
Nuevo México
Acababa, en efecto, de cruzar la frontera. Claro que de no ser por aquel cartel no lo hubiera notado, ya que atrás dejaba polvo, sudor y sed, y delante, por lo que se veía, sólo iba a encontrar sed, sudor y polvo.
Pero espoleó su caballo y siguió adelante.
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