El sheriff corrompido
Cuando John Bill llegó a su casa la preocupación se adivinaba en su rostro. John Bill era una de las personas más respetadas de Houston. Tenía una tienda de maquinaria que gozaba de notable prestigio comercial, y eran muchas las personas que lo apreciaban en la localidad. Cuando el director del Banco le dijo aquellas breves palabras: "Señor Bill: los billetes que usted presenta son falsos", creyó por unos momentos que la tierra iba a tragárselo. ¡Cómo se explicaba aquello! Pero la realidad era tajante, cruda y despiadada. El Banco necesitaba los cinco mil dólares que había concedido a John Bill en préstamo, y éste se presentaba a saldar la deuda con un paquete de billetes desprovistos de todo valor. ¿Cómo se las arreglaría para afrontar aquel grave inconveniente?
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