¡A mí no me gana!
Y los tres entraron en la iglesia. Los que ya estaban dentro miraban de reojo a los tres jóvenes. Leila fue directamente hacia el sitio que ocupaba todos los días a la misma hora. Hizo señas a los otros dos para que la acompañaran. Como estaba en la parte delantera de la dedicada a los feligreses, la presencia de Slim provocó comentarios en voz baja.
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