La virginiana
Toda la población de Wichita estaba en la calle. Mejor dicho, en la plaza principal.
Estaba frente a la funeraria. Y los hombres se descubrieron cuando apareció en la puerta de la misma el ataúd que sacaban a hombros varios vaqueros.
Los numerosos saloons y bares que había en la ciudad cerraron sus puertas en señal de duelo.
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