¡Ha vuelto Johnny!
La estación de Abilene parecía un hervidero.
Sólo presentaba tal aspecto a la llegada del tren del Norte. Era entonces cuando todas las corralizas, desde unos días atrás, conforme llegaban las manadas, iban llenándose de ganado gordo y rugiente, propiedad en su mayor parte de los rancheros tejanos del sur del Estado.
Unos lo traían personalmente, ayudados por sus cow boys o por expertos conductores especialmente contratados para ello; otros, de poca entidad, como no les era rentable el viaje a Abilene, vendían a intermediarios que se encargaban de transportar el ganado allí. Los representantes de los mataderos del Este compraban tanto a unos como a otros, y la ciudad, con sus disputadas subastas, cobraba una vibrante vida.
Hola:
ResponderEliminarDe momento no tengo más novelas. Voy subiendo al blog cuando consigo alguna más