Raza de asesinos
-En Tyler no necesitamos gente como ustedes. Les doy cinco minutos para pagar, salir de aquí, montar a caballo y cabalgar hacia las afueras de la capital.
-Nosotros no hemos hecho nada malo. Pregunte, pregunte. ¡Vamos, pregunte a cualquiera de esos amigos con los cuales hemos jugado!
-Eso. Pregúnteles a ellos.
El sheriff de Tyler tenía un reloj muy grueso, muy grande de oro, pese a lo cual no lucía ninguna marca. Apenas se adelantaba un minuto al mes. Lo consultó y comenzó el descuento.
-Desde que he empezado a hablar han transcurrido veintiocho, veintinueve, treinta segundos.
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