En el pico más alto
-Muy bien, Jesse, muy bien. Así, así es como se hace... sujétale bien, eso es... Lo has conseguido, muchacho..., ¡muy bien! -comentaba para sí Julius Aaron observando con interés todos los movimientos que hacía su nieto-. ¿Sabes una cosa, Jesse? -agregó-. Aunque nunca te lo he dicho, me siento muy orgulloso de ti... Quieto, vaya, hombre, ¿es que no me has oído? Duerme un poco más... ¡Fíjate! Puedes verlo tú también. ¡No existe un caballo como ése en todo el territorio de Arizona! Y el que ha conseguido darle caza es mi nieto, ¿sabes? ¡Basta! No me molestes ahora, te lo suplico...
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