martes, 19 de abril de 2016

Mac Gregor

Charcas malditas

La chica pone ojos de carnero tierno a medio morir.
-¿Volverás pronto, Pat?
-Sí.
-¿Me escribirás?
-Sí.
-¿Te cuidarás mucho?
-Sí.
-¿Me olvidarás?
-Sí.
-¿Eh?
Sus ojos no son ya de carnero, sino de toro dispuesto a embestir. Me doy cuenta de que he metido la pata y rectifico a toda velocidad.
-Perdona, Stella. Me he equivocado. Pero la verdad es que me estás sometiendo a un verdadero interrogatorio.

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