lunes, 16 de mayo de 2011

Huracán

Huracán

Motivos le sobraban a Lucía Bostil para que el panorama que la rodeaba despertase en su corazón diversas emociones. Por una parte sentía un dulce agradecimiento por la plenitud de vida que gozaba en el Vado de Bostil, y por otra, experimentaba, al mismo tiempo, una invencible nostalgia que le hacía imposible la dicha completa. Era esta sensación una vaga soledad espiritual, un amago de temores ante el extraño atractivo que, de una manera grata y desconocida, ejercía en ella el misterio del porvenir.

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