martes, 22 de noviembre de 2011

Pon la bestia sobre su tumba

Pon la bestia sobre su tumba

Los naipes pasaban por sus manos como si no los viera; sin embargo, se hallaba muy atento a ellos y a su significado, tratando de ligar un buen juego en aquellas sucesivas partidas de póker.
Mientras jugaba y fumaba, tratando de disimular sus nervios, por la mente de Clark J. Nelson, un joven muy alto y delgado, de abundantes cabellos castaño cobrizos, que le caían sobre la frente, escapando por debajo del "Stetson" como ramas de un frondoso sauce llorón, desfilaban los recuerdos.
Clark tenía mucho cabello, pero gracias a que era lacio, lograba encasquetarse el sombrero. Pese a su color castaño cobrizo, tenía los ojos de un azul muy claro, como el cielo de un día soleado, en ese pundo en que el sol está alto y deslumbrante.

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