El fugitivo
El pueblo estaba lleno de vaqueros y trabajadores que acababan de cobrar sus jornales, pasándose las horas ante sus vasos, llenos de rojizo licor.
En la habitación más escondida del Lafe Hennesy, seis hombres se hallaban sentados alrededor de una mesa redonda, jugando al póker. Dos de ellos eran vaqueros que se proponían pasar la noche así. Quade Belton, un jugador profesional, moreno, de ojos muy vivos, tenía ante él el mayor de los montones de plata y oro que había encima de la mesa. Su compañero, Steve Henderson, marchaba también perfectamente. El quinto hombre era un individuo desconocido en aquellas latitudes. El sexto se esforzaba por mantenerse sereno, pero sudaba copiosamente. Se le daba mal aquello. Contaría veintitantos años de edad y, a juzgar por el aspecto de sus manos y rostro, no era ningún caballista. Por otro lado, bastaba verlo mover las cartas para apreciar que tenía poco de jugador. Se llamaba Barse Lockheart.
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